miércoles, diciembre 15, 2004


Por el camino amarillo Posted by Hello

FIN DE LA "ERRE"

La "Erre" forma parte de la memoria colectiva de esta ciudad, por eso cuando leí hoy en el Diario que después de 36 años de operación esta empresa en Juárez cierra sus puertas, me ha embargado un sentimiento de vetustez innegable. La RCA fue la primera maquiladora instalada en Juárez y representó sobre todo en sus albores, una esperanza de mejor vida para miles de personas que en 1969 estaban empleadas en la economía informal o que simplemente estaban sin trabajo. Por algunos años, mientras una andanada de industrias extranjeras aprovechaba las ventajas de establecerse en el área, esta empresa pionera de un experimento de globalización, la "Erre", como coloquialmente le llamaban que ya estaba plantada en una zona de la ciudad, ejercía una especie de atracción mágica para las jóvenes cuyas aspiraciones hasta antes de su llegada se circunscribían a encontrar un buen partido que les ofreciera una cierta dignidad de vida. Es decir, fuera de la "Erre" no había más, y obtener un empleo en ella significaba recorrer un camino de ladrillos amarillos y toparse con varias brujas antes de llegar al castillo encantado. Tal era la demanda.

Todos aspirábamos a tener un puesto en esa empresa que aportó en la época de su inicio avances tecnológicos desconocidos en este lugar de actividades varias, pero ajenas al desarrollo y la tecnología. La "Erre" ha sido entonces icono, ejemplo, laboratorio de mestizaje de cultura industrial y el primer crisol de comunidades de trabajadores en esta frontera. Su fin me recuerda la efimeridad de los sueños, la conclusión de los ciclos y posiblemente la cercanía de mi propio fin.


jueves, diciembre 09, 2004


Operadoras de maquila Posted by Hello

ESPEJISMO DE LAS MAQUILAS

Me tomo la libertad de publicar el nteresante artículo del Dr. Raúl Fernández:

Deslinde Nº 33
El espejismo de las maquilas
Raúl Fernández, PhD.Profesor de la Universidad de California

Dentro la política de globalización, las maquilas constituyen una de las modalidades preferidas por los países industrializados -especialmente Estados Unidos- para mejorar su competitividad internacional y aprovechar los menores salarios prevalecientes en las naciones menos desarrolladas. En éstas, los asalariados son sometidos a una mayor explotación, abusando especialmente de la mano de obra femenina. Dado que no transfieren tecnología avanzada a los países donde funcionan, ensamblan insumos importados desde la metrópoli para reexportarlos y frecuentemente gozan de exenciones tributarias al localizarse en zonas especiales de exportación; tampoco significan una mejoría de las economías tercermundistas y aumentan el desempleo al incrementar la oferta laboral. A pesar de todo ello, los países 'en vías de desarrollo' -incluida Colombia- compiten para que se instalen en su territorio. El presente artículo analiza las características, génesis y significado de la maquilas. Deslinde

La maquila o maquiladora es sinónimo del actual proceso de 'globalización', es decir, de la nueva y masiva colonización del planeta por Estados Unidos, país que proclama y condena la soberanía nacional como un concepto obsoleto. La utilización de las maquilas, método con más de tres décadas de aplicación, no promueve el desarrollo nacional, regional o de las ciudades receptoras de tales empresas. Este resultado no debe sorprender, puesto que la idea de la maquila se basa en el atraso y la mano de obra barata de los países pobres y las regiones más deprimidas del mundo. La pobreza es el sine qua non de la maquila.

La palabra 'maquila' se originó en el medioevo español para describir un sistema de moler el trigo en molino ajeno, pagando al molinero con parte de la harina obtenida. Tal fue también la forma tradicional de producción de azúcar en los ingenios de las Antillas, que en el siglo XIX obtenían su caña de cultivadores llamados colonos; éstos cobraban en azúcar el valor de la caña entregada, de acuerdo con las normas establecidas por los mismos ingenios. La estirpe feudal y semifeudal del vocablo se remoza con el nuevo uso del término para denotar plantas de ensamblaje que se aprovechan de las míseras condiciones laborales existentes en los países dominados.

La maquila en México

A principios de la década del sesenta comenzó un desplazamiento masivo de operaciones manufactureras por parte de las grandes multinacionales hacia países del Tercer Mundo, escapando de los altos costos de producción y de las bajas tasas de ganancia de las grandes industrias en las metrópolis. Con la llegada de las operaciones de ensamblaje y producción de ropa y textiles a la frontera de México y Estados Unidos a finales de esa década, se inauguró el reino de las maquilas o maquiladoras en América Latina, que en la frontera México-Estados Unidos ya cumplió 36 años de existencia. Con el Plan Bush para América Latina, hacia finales de la década de los años ochenta, Estados Unidos trató de impulsar las economías latinoamericanas hacia la 'maquilización' continental, amenazando con reducir sus industrias nacionales a talleres de tercera categoría, salvo las empresas microscópicas o 'microempresas'.
En el caso de México, numerosas compañías norteamericanas trasladaron parte de sus operaciones a la zona fronteriza, región que ofrecía varias ventajas, a saber: a) su cercanía geográfica, que permitía a las corporaciones montar la operación de ensamblaje a pocos kilómetros de las plantas matrices; b) la posibilidad de garantizar la utilización de insumos como el agua y la electricidad, ya que numerosos municipios de la frontera mexicana están integrados a las redes eléctricas o de abastecimiento de agua de Estados Unidos; pero, sobre todo, c) la oportunidad de aprovechar el trabajo barato de cientos de miles de obreras, muchas de ellas adolescentes, que obtienen salarios ínfimos y laboran en condiciones deplorables, en particular por la toxicidad y falta de controles ambientales reinantes en dichas plantas.

Desde aquella época, la industria de las maquilas en México ha permitido a las grandes compañías gringas competir en el mercado internacional, pero no ha resuelto el formidable problema del desempleo y el bienestar ni en la frontera ni en el resto de ese país latinoamericano. Más bien ha traído como consecuencia una enorme inmigración de otras ciudades y de campesinos mexicanos arruinados y de obreros desempleados en busca de trabajo.
Irónicamente, desde un principio el programa de maquiladoras en la frontera mexicana ha sido la negación del llamado 'libre comercio'. Ello es así porque las plantas maquiladoras nunca se han propuesto obtener insumos más baratos que los producidos o vendidos por las compañías mexicanas. Se trata simplemente de trasladar a México, del otro lado de la frontera, insumos producidos en Estados Unidos para tareas de ensamblaje con mano de obra barata. Por esto en México, después de más de treinta años de maquilas, los insumos locales representan sólo 2% de los utilizados. O sea que la producción tipo maquila funciona aislada del resto de la economía y constituye un enclave sin vínculos significativos con el resto del mercado interno del país, ya que es una producción limitada única y exclusivamente a la exportación. Mientras que la maquila es un manantial de riqueza para los grandes consorcios, este mezquino resultado es poco halagüeño para los países huéspedes.

Los países que alojan la maquila, por su parte, deben contar con una adecuada infraestructura, servicios de agua y energía eléctrica, puertos, telecomunicaciones, carreteras, una legislación laboral que discipline a los trabajadores y obstaculice su lucha reivindicativa, con lo cual se hace un verdadero subsidio al capital extranjero, ya que hay que otorgarle facilidades de las cuales no gozan en muchos casos los inversionistas nacionales, y el Estado termina haciendo gigantescas inversiones que no son costeadas pero sí disfrutadas por el capital foráneo. Por eso, aunque el centro de ellas es la mano de obra barata, no se crean maquilas en lugares insalubres, remotos, incomunicados o sin la mínima infraestructura

En México ha quedado claro que la maquila avanza en la medida en que la economía nacional se descompone. El programa de maquilas utilizaba veinte mil empleados en 1970. Hasta principios de la década del ochenta el programa creció a trompicones, aumentando y disminuyendo el número de plantas de acuerdo con los altibajos de la economía estadounidense. Cuando comenzaron las serias crisis económicas de México fue cuando el programa de las maquilas creció. Así pues, luego de la caída del peso mexicano y de la crisis de la deuda de principios de los años ochenta, el número de plantas y de empleos comenzó a crecer vertiginosamente (recordemos que en su gran mayoría laboran con mujeres, muchas de ellas menores de edad). En este período se destacó entre los inversionistas el papel de Japón y de algunos países europeos que utilizaron la zona fronteriza para ensamblar y exportar directamente sus productos al mercado estadounidense.

Tras la catástrofe económica de principios de los noventas, volvió a dispararse el programa de las maquilas, el cual llegó a emplear cientos de miles de trabajadoras hacia el año 2000. Estas cifras no alcanzan a resolver mínimamente el gigantesco problema de desempleo afrontado por México: como consecuencia de la estrepitosa crisis económica mexicana, solamente entre 1995 y 1997 desaparecieron más de un millón de empleos. En los primeros tres meses de 1995 la crisis ya había traído como resultado la pérdida de más de medio millón de puestos de trabajo como consecuencia de la quiebra de miles de pequeños empresarios. Mientras tanto, en medio de semejante crisis, un informe oficial de la Embajada de Estados Unidos en ciudad México se ufanaba de que la caída del peso y el relativo abaratamiento de los salarios había permitido un nuevo récord: ¡en esos tres meses 250 empresas maquiladoras se habían establecido en el país! Pero el crecimiento demográfico mexicano requiere generar cerca de un millón de empleos nuevos anuales. Y con la destrucción del agro mexicano -desprotegido por el Tratado de Libre Comercio de Norte América, (TLCAN), e indefenso frente a la penetración de productos agrícolas estadounidenses- se espera que en los próximos diez años más de ocho millones de pobladores del campo se conviertan en nuevos desempleados.

Como el campesino boliviano que masca la coca para matar el hambre, México se ha hecho dependiente de la maquila para mitigar su crisis, mientras que no resuelve -al igual que el boliviano- ni el desempleo, ni la pobreza, ni el subdesarrollo, o sea, las razones fundamentales de la crisis y de la creciente pobreza que lo aflige.

En tamañas circunstancias, sucede que en el último año han cerrado sus puertas varios cientos de plantas maquiladoras en la frontera y han quedado cesantes decenas de miles de empleados, fenómeno que continúa mientras se escriben estas líneas. Ello se debe a la aplicación del TLCAN.
Algo al parecer tan extraño requiere explicación:
En los años ochentas y noventas el gran crecimiento de la industria maquiladora en la frontera mexicana se debió en gran medida a la instalación en la región de plantas maquiladoras de origen japonés, surcoreano y europeo, las cuales también se dedicaron a llevar sus insumos a esa zona, ensamblarlos y exportarlos directamente al mercado norteamericano. El Tratado de Libre Comercio, que mejor debería llamarse el Tratado de Inversión Protegida, incluyó entre sus principales capítulos uno titulado 'Reglas de Origen'. En éste se especifica que a partir de cierta fecha sólo se podrían ensamblar en maquiladoras ubicadas en México 'insumos domésticos' libres de aranceles. ¡Por domésticos se entendía los producidos en Estados Unidos, Canadá o México! Las plantas maquiladoras podrían utilizar otros insumos (se adivina: los provenientes de Japón, Europa), siempre y cuando pagaran elevadas tarifas de importación. El TLC simplemente se proponía sacar a Japón y Europa del área, negándoles la posibilidad de utilizar la misma mano de obra explotada por los gringos para exportar productos a Estados Unidos. Como dijera Kissinger con referencia al TLC, "se trata de un arma para combatir a nuestros contrincantes". En 2002 comenzaron a regir las Reglas de Origen, la mayor causa de la salida precipitada de numerosas plantas maquiladoras no gringas de la zona y del pronunciado declive del empleo en la región.

Naciones contra naciones

La competencia por atraer maquiladoras enfrenta a naciones contra naciones. De esta suerte, varios países de la cuenca del Caribe han entrado a competir con México en la atracción de maquilas. Compañías de origen no sólo norteamericano, también algunas provenientes de Corea, Japón, China y otros países asientan sus maquilas en Haití, Santo Domingo, Guatemala, Honduras y El Salvador para acceder al mercado gringo.
República Dominicana se ha especializado en maquilas dedicadas a producir ropa y todo tipo de confecciones para exportar a Estados Unidos. El empleo, mayormente de mujeres jóvenes, ha llegado a más de 150 mil. Por otra parte, los salarios habían disminuido de un promedio de US$ 1,33 en 1984 a 56 centavos de dólar en 1997.
Entre 1975 y 1991, la industria nacional de textiles y ropas cayó en El Salvador más de 50% ante los embates de la competencia permitida con las reglas nuevas del llamado libre comercio. Al mismo tiempo, la industria maquiladora en el mismo ramo creció rápidamente. Como en México, la creación de estos empleos no compensa ni el número ni la remuneración de los empleos desaparecidos, al paso que la nueva 'industria' no establece lazos económicos con la economía interna.

La competencia para atraer maquilas forma parte de la competencia general entre países pobres por medio de cambios en la legislación laboral, el comercio externo, el tratamiento del capital extranjero, el manejo de las condiciones ambientales y de los recursos naturales y la diversidad biológica, etc.

De esta manera, millones de obreros -y en la maquila, obreras- han sido lanzados a trabajar en industrias domiciliarias, microempresas y maquilas desde los barrios de Puerto Príncipe (Haití) y ciudad Guatemala, pasando por Lagos (Nigeria) y Calcuta (India), donde se producen mercancías consumibles que requieren mano de obra para procesos de ensamblaje.

En esta batalla de todos contra todos, organizada por el imperialismo, los países más pobres son los que sufren. La lógica de la maquila es implacable. Un obrero mexicano gana en un día lo que un obrero estadounidense gana en una hora. Y un obrero mexicano gana en ese día lo que un obrero chino gana en una semana. Cuanto más pobre el país, más 'competitivo' para las grandes corporaciones industriales. Para 'ganar' en esta competencia es obvio cuál es el camino a escoger: deprimir los salarios y empobrecer la población.

La experiencia de China demuestra que lejos de ser un problema fronterizo, como en el caso mexicano, la utilización de mano de obra barata femenina tiene características más generales e igualmente desastrosas. En la década de los años ochenta más de un millón de jóvenes chinas fueron reclutadas para las tenebrosas zonas de exportación, donde trabajan en condiciones infrahumanas: preparan sus alimentos de pie en recovecos de las factorías, utilizan cuartos comunales como duchas y duermen apiñadas en los mismos sitios donde laboran jornadas de diez, doce y catorce horas. En los últimos años las precarias condiciones estructurales de las fábricas han causado mortales incendios, en uno de los cuales más de doscientas adolescentes murieron calcinadas por no existir puertas de emergencia para incendios. Las maquilas que en este momento abandonan México se están relocalizando mayoritariamente en China, donde obviamente las condiciones de producción son más 'flexibles' y 'competitivas'. Actualmente existen unas doscientas 'zonas de exportación' diseminadas por 50 países del Tercer Mundo, las cuales emplean varios millones de obreros, 80% mujeres entre 16 y 25 años.

Regiones contra regiones

La competencia se da no sólo entre países pobres sino también entre regiones dentro de los países. En México algunas empresas maquiladoras comienzan a radicarse en Yucatán, donde la mano de obra es algo más barata que en la frontera. En la medida en que la industria nacional de henequén (vegetal tropical) -centrada en Yucatán- quiebra a consecuencia de la competencia de textiles extranjeros con libre ingreso, más de cincuenta mil empleados de la industria henequenera han sido despedidos en los últimos siete años. Durante el mismo período, maquilas instaladas en la región han proporcionado empleo a dos mil personas. En reciente reportaje del diario Los Angeles Times se contaba la historia de un obrero que labora diez horas diarias en la maquila, ganando un total de US$ 28 semanales, lo que no es suficiente ni siquiera para la comida de la familia, la cual vive en una casa de cartón.

Los teóricos de la globalización y el librecambio repiten incesantemente el concepto de regionalización, junto con el de globalización, y urgen a los países del Tercer Mundo a que diseñen estrategias para reordenar sus territorios y declarar provincias autónomas que les permita -por su propia cuenta e independientemente de las ya de por sí disminuidas reglas laborales, de salud, y ambientales del país - buscar acuerdos aún más onerosos por separado con empresas multinacionales. De esta manera se busca enfrentar regiones contra regiones y naciones contra naciones en una carrera hacia el abismo.

En América Latina numerosos planes de descentralización apuntan hacia este tipo de maligna competencia entre zonas de un mismo país. Y como las políticas de privatización, recorte de servicios públicos y desaparición de servicios estatales han llevado a un enorme crecimiento del desempleo y la miseria, se ofrece como solución a tales problemas instalar maquilas en zonas especiales o en regiones de un país. El caso de México, donde la maquila lleva 36 años operando, revela su ineficacia: hoy el país se encuentra mucho peor en todos los sentidos de lo que estaba en 1967: más desempleo, más pobreza, más insuficiencia alimentaria, menos industria y más deuda.En el actual modelo, la maquila funciona en el mundo como estandarte de la producción flexible, jugando un papel clave en el incremento de las disparidades entre y dentro de los países del mundo. La maquila busca, en el mejor de los casos, utilizar modernas tecnologías con una fuerza laboral oprimida y 'flexibilizada' al estilo de la del siglo XIX.

miércoles, diciembre 08, 2004


Mouse Flying on a piece of Swiss cheese by John Young Posted by Hello

MUS MURIS

En un tiempo en el que fumar era permitido en las empresas, Mus Muris (un apodo que todos excepto él conocíamos) puso un letrero clavado con chinchetas en la pared falsa de su cubículo. Al terminar de colgarlo, con sus pequeños ojillos desconfiados nos ha mirado a todos en clara señal de advertencia. El letrero impreso en letra de tamaño suficientemente grande para leerse al primer vistazo reza una trillada frase: “Tu libertad termina donde empieza la de los demás” Era claro que su tolerancia a los fumadores había llegado al límite. Una vez se gastó 150 dólares en un purificador de ambiente para capturar el humo detestable que emanábamos antes de que llegara a sus pulmones. Mus Muris detestaba el cigarro y a todos los que fumábamos. Su extraña personalidad encajaba como pieza de rompecabezas en la posición que tenía asignada como encargado central de archivos y documentos.

Todo registro iba a parar a su cubículo para que él dispusiera su fin: destrucción, archivo, distribución, o copia. Sus manías ratoniles convertían una apacible jornada en un nervioso abrir y cerrar de archiveros y un ruidoso estrujar de papeles inservibles. Su obsesión por el orden y el ahorro era tal que conservaba los bolígrafos vacíos de tinta de muchos años, como trofeos y ejemplo para la sociedad derrochadora que le rodeaba. Les metía en el tubo cristalino del repuesto una tira de papel amarilla donde escribía las fechas de comienzo y término de uso y luego las pegaba ya vacías con cinta adhesiva en una sección de la pared de su cubículo y las alternaba con pequeños letreros a colores que contenían sentencias, parábolas y frases célebres, todas con críticas al desorden, los vicios y el despilfarro. Esa era la parte que yo más admiraba de sus costumbres y me paraba en ocasiones frente a su collage de plumas y papeles igual que una obra de arte se contempla en un museo intentando profundizar en su esencia.

Mus Muris paseaba inquieto y con pasos pequeños y rápidos por los pasillos llevando legajos y luego ya en la oficina, compaginaba y grapaba con minuciosidad asegurando que las grapas quedaran siempre a la misma distancia de la orilla de las hojas. A pesar de las políticas de retención de archivos obsoletos que indicaban mantenerlos no más de tres meses, Mus Muris los ocultaba durante años en una sección de su departamento celosamente organizados por fechas y asuntos, cual si ocultaran un valioso secreto que revolucionaría un momento futuro. Recorría las oficinas distribuyendo documentos con andar nervioso y cada vez se llevaba alguna copia expirada, o preguntaba si había papel para reciclar, como un ratoncito que necesita llevar queso a su agujero, o como esos otros roedores que se sabe que tramposamente hacen trueques dejando piedritas por alimento.

En una junta lo observé mientras estaba cruzado de piernas que la suela de su zapato tenía la fecha de compra marcada con bolígrafo. Sería que al llevar cuenta de su antigüedad duraban más? También lo descubrí una vez en el Supermercado haciendo las compras habitualmente reservadas a la ama de casa mientras miraba nerviosamente los precios y comparaba las marcas de los productos para asegurarse del mayor ahorro posible.

Hace ya tiempo que perdí de vista a ese curioso personaje. Sus manías sobre el ahorro nos divertían más que nos ejemplificaban. Echo de menos sus sistemas económicos, su aislamiento en el agujero-cubículo lleno de papeles obsoletos, sus letreros de advertencia y sus bolígrafos colgados en sus tres paredes de color gris rata. Tan grises como su rencor a la mundana indolencia que nos caracteriza.




miércoles, noviembre 17, 2004


Earth Mime by Gail Rein Posted by Hello

CARCAJADAS

A Lupita Romero y Lisa Acosta

La risa es un payaso que se escucha. A veces suena como a bruja buena, otras como a cascadita de agua cristalina y fresca y sólo de escucharla sin saber la causa reparte sonrisas, generosa. Y su cara pintada de sandía nos lleva lejos por momentos de los sinsabores de la vida. Pero el hombre un día cometió el pecado de acallarla y de castigar a aquellos que se atrevieron a desvencijarse de risa. Por todos los sitios fue mal visto desternillarse de ella y entre más lejos su Ja Ja Ja! se escuchaba, más dedos en las bocas ordenaban silenciarle. Shht! Shht! Y de silencio las caras se volvieron serias y pr ello hemos ido muriendo todos.

Cuando todo acabe, quedarán sus ecos para recordar a los que vienen que era uno de los tesoros escondidos del hombre. Quizá ellos -menos avaros- la encuentren en su cofre y decidan repartirla a bocas llenas.

De la propensión a reír

Yo había llegado tarde al reparto de los dorados
dones.
Alguien que tenía prisa
olvidó una carcajada que me movió su cola.
Lástima me daba verla sin boca ni motivo.
La recogí aquel día memorable con cuidado
de madre
me la tragué despacio como quien traga espuma.

Desde entonces la risa me acompaña
me preserva del miedo a lo que se me esconde
de la vida sin abrazos
de sendero de ausencias adentro de mi pecho
y los cuchillos que clavan los formales.

No me permite distraerme en el lamento
ni autoidolatrarme.
Me mantiene alerta contra los infames
los que mientiendo humanidad destilan sombra
en jardines de hierro y fraude.

La risa recoge para mí
las flores que no alcanzo
y me ayuda a entender
la eterna vacuidad de aquellos que no ríen
por temor a que una carcajada enorme
se los trague.

CONSUELO TOMAS

martes, noviembre 16, 2004


Peasants, 1947 by Diego Rivera Posted by Hello

UNA CUESTION DE ORGULLO

Tenemos que irnos del pueblo Soledad. La tierra ya no da para más y los muchachos están creciendo. Lo dijo con gran pesar sin mirarla a los ojos y después de mucho pensarlo. Soledad empacó las pocas pertenencias y pronto estuvieron en camino. Desde la aridez del campo hacia la aridez del alma. Nomás llegar Nemesio buscó trabajo. Nunca había estado en una empresa de producción en serie, su vida era el campo. Meter las manos secas en la nutricia tierra para sacar sus frutos, como su padre y su abuelo habían hecho. Con la vista baja, como con vergüenza de hacer un trabajo que no era de hombres se encerró en sus pensamientos y recuerdos mientras trabajaba ensamblando componentes de televisiones. Recuerdos de su pueblo antes verde y ahora seco. Donde fue feliz cuando él y Soledad eran muy niños y la única diversión de los domingos era ir a comprar barquillos de cajeta a casa de doña Pola.

Ya desde que uno se acercaba olía a vainilla, en esa casita de adobe en cuyo patio había dos tinas grandes de cobre donde Doña Pola y sus hijas hacían la cajeta. Atardecía ya cuando nos daba el antojo y más conforme nos acercábamos y ya el olor de la vainilla impregnaba todos los espacios. Entonces podíamos ver a Doña Pola con su gesto adusto y cansado batiendo la cajeta con aquella cucharota de madera para que no se quemara al calor del fuego de la leña de mezquite, secándose con un pañuelo el sudor que le sacaba el esfuerzo de batirla, pues se hacía cada vez más espesa y dura conforme la leche y el azúcar se acaramelaban. Todavía me acuerdo que entrábamos a la casa de Doña Pola para que llenara nuestros conos y con curiosidad infantil hurgábamos con la mirada los rincones de aquella humilde casa y nos dimos cuenta que el negocio de la cajeta no era el mejor para vivir de él aunque el olor de la vainilla fuera una cosa linda del pueblo: lo perfumaba, escondía su miseria envolviéndolo con su aroma dulce y cálido.

El jefe de Nemesio conmovido por su seriedad y responsabilidad lo promovió a un puesto en las oficinas como ayudante en el Departamento de Nóminas. Nemesio había terminado la secundaria en su pueblo y entendió fácilmente las nuevas instrucciones. Ya habían pasado años, pero seguía sin hablar casi con nadie. Le preocupaba que el salario no alcanzaba y la vida precaria que llevaba su familia. Déjame trabajar Nemesio, entre los dos será más fácil. Primero muerto, tú estás para cuidar los hijos. En esta ciudad las mujeres se vuelven unas cualquieras nomás entran a trabajar. Estás loco Nemesio, necesitamos el dinero. Margarita ya va a ir a la Universidad. Dije que no, además ya estás muy vieja. Ahí nos irá alcanzando.

Camino al trabajo cada día, Nemesio contemplaba con tristeza el rostro polvoriento y sucio de la ciudad a través de las ventanillas del autobús y evadía la imagen cerrando los ojos y sumiéndose otra vez en sus recuerdos.

Qué diferente allá en nuestro pueblo con su horizonte verde, el aire ahíto siempre de vahos de terrones mojados y de húmeda hierba naciente; sus cultivos exhalando frescores que sacaban un puñado de cositas buenas de adentro que ensalzaban la vida y alborotaban la alegría. Da tristeza no poder ver ya el río culebreando con el sol palpitante acariciando con obstinación las susurrantes aguas en una conjunción sensual y seductora; las ramas de los árboles inclinados hacia él acariciando tímidamente su superficie, rindiendo pleitesía en un besamanos constante.

Allí junto al río enamoró a Soledad y le prometió una vida buena. Pero el campo se secó y los animales se fueron muriendo, y había que tenido que parar aquí en la ciudad que la arena azotaba implacable. Llena de gente con los corazones exhaustos y las miradas tristes.

Los años pasaron y Nemesio siguió archivando papeles mientras revivía días mejores una y otra vez. Como en una vida paralela y silenciosa donde encontraba refugio ante la incomprensión del cambio radical que había sufrido su vida. Veinte años después la maquila cerró sus puertas y Nemesio se dio cuenta que no podría ser contratado a su edad en otra empresa. Las carencias en la casa hicieron crisis. Nemesio, hoy me dijeron de una maquila donde contratan señoras mayores. Voy a ir. Necesitamos el dinero. Si lo haces me iré Soledad. Es que necesitamos el dinero, no puedes cerrarte así, las cosas no son como en el pueblo, ya lo sabes, si ya tienes veinte años aquí. Para mí, como si hubiéramos venido ayer. Me quitas la hombría si te metes en un lugar de esos.

A Soledad no le quedó más remedio y se fue a trabajar. A los cincuenta todavía estaba fuerte y sabía adaptarse a los cambios. Sabía que Nemesio no lo soportaría, pero la necesidad era muy grande. Despojado de orgullo Nemesio cumplió su palabra y se fue a vivir a un modesto hotel que pagaba con lo poco que le daban de pensión a pesar de los ruegos de su familia. ¿Cuándo se había visto que una vieja trabajara? En su pueblo esas cosas no pasaban. Soledad y sus hijos lo visitaron cada semana para entregarle ropa limpia y llevarle comida hasta que un día enfermó y murió, siempre añorando otra vida más feliz en su pueblo.




viernes, noviembre 12, 2004


Evening in Jade, por Bill Brauer. Posted by Hello

BAILE ANUAL DE LA MAQUILA

Hay entusiasmo ya desde una semana antes del baile navideño de la maquila. Especialmente entre las mujeres, quienes invierten buena cantidad de tiempo y dinero en prepararse para lucir espléndidas. Las que son solteras sienten cosquillas en el estómago (y en otras partes más secretas del cuerpo) por la expectativa de bailar con el depositario de sus provocativas miradas. Las casadas se alegran de –cuando menos una vez en todo el año- reestrenar su femineidad oculta casi todo el tiempo por la bata rota y manchada; de ponerse al fin unos lindos tacones y olvidarse de los zapatos de seguridad reglamentarios; de soltarse la melena y adornarla con rizos o con algún adorno con brillantes. Conforme se acerca la fecha, todas como chiquillas bulliciosas recorren las tiendas en busca de vestidos de gala en oferta y se desesperan por no encontrar los accesorios a tono.

Los muchachos, más pragmáticos de naturaleza, se conforman con un nuevo pantalón o camisa, o con pedirle el traje a algún pariente de la misma talla. La corbata es lo de menos y no importará si hace juego, al fin que una vez comenzado el baile irá a dar al bolsillo necesariamente. Algunos, a la usanza de la moda en su pueblo, preferirán el pantalón vaquero con botas de imitación de piel exótica, cinto pitiado y un buen sombrero para que todo el conjunto exalte su casta de macho que las puede todas.

Una pregunta obligada se repite por todas las líneas de producción, en los baños y en la cafetería días antes. Irás al baile? Hasta los más viejos a veces se animan y se deciden a asistir para desfogar el cuerpo y aprovechar que habrá de correr generosamente el vino y que más de una estarán dispuestas a sacudir el esqueleto junto con ellos en la pista.

Al llegar al salón los piropos y las exclamaciones de admiración se reparten con abundancia. Las muchachas, vanidosas, están irreconocibles en esos vestidos que marcan el talle y resaltan los atributos. Y los hombres –de zapatos tenis siempre en la fábrica- asombran a todos con el cambio radical de sus atuendos.

Comienza la fiesta y la alegría del baile en la pista, y el ambiente se calienta conforme los cuerpos se acaloran con el vino, los ritmos de la música y los roces, los aromas de perfumes y de cuerpos. Los deseos se exacerban en crescendo con las luces, los colores, la cercanía, los escotes impudentes y los choques imprevistos de las parejas girando por la pista. Y como Cenicientos todos al fin, quisieran que nunca la fiesta acabara y cada cual con su príncipe o princesa al otro día despertara.

jueves, noviembre 11, 2004


Girl Defending Herself Against Love by Adolphe - William Bouquereau  Posted by Hello

CAMPANAS LEJANAS

Esa mañana se levantó más temprano que de costumbre para redoblar el esmero que ponía en arreglarse. Hasta las uñas de los pies recibieron un insólito pedicure y esmalte igual al de las uñas de las manos. Empolvó cada dedo de los pies con talcos perfumados, tenía tiempo de sobra. Se aseguró que el maquillaje no fuera más llamativo para no despertar sospechas, pero sí cuidadosamente aplicado para que el delineado no quedara torcido o una mejilla no quedara de un rubor más intenso que la otra. Eso sí, el lápiz de labios era nuevo, de un color que resaltaría lo carnoso de sus labios. El escote de la blusa no era casualidad, como tampoco el pantalón negro que le marcaba las formas. No era una varita de nardo, pero tenía unos rasgos hermosos y una edad en la que el deseo estallaba en cada paso que daba. Nomás que Héctor ni cuenta se daba.

Cuando se fue a vivir con él tenía apenas 16 años y él también. Inexpertos y ansiosos manoseos adolescentes más que caricias no lograron más que aparcar unas emociones que ilusioramente había creído mágicas. Pronto Héctor tuvo la oportunidad de practicar más sus artes amatorias cuando su inmadurez y y juventud lo llevaron a conocer íntimamente a más mujeres, especialmente cuando se marchaba por temporadas a trabajar ilegalmente a los Estados Unidos. Total, era lo que todos hacían, la costumbre se vuelve tradición, y la tradición, ley, no? No así Aurora, cuya maternidad y respectiva carga de responsabilidades, junto con un marido egoísta y muchas veces ausente sellaron (creyó que para siempre) sus esperanzas de tener una cama dichosa.

Por eso Alberto (más avispado en los asuntos de amores que Héctor) quien empezó a pasar por ella para llevarla a la maquila ya que vivía por el mismo rumbo y trabajaba en el mismo lugar, pronto advirtió cierta falta de alegría en su carita seria. Esa alegría que queda después de la fiesta del amor, que mueve a cantar y a reír con frescura y que ella no tenía. Fue entonces cuando se lo propuso y ella no pudo ni decir que no, aunque fuera para guardar un poco las apariencias, ansiada como andaba la pobre.

Esa mañana fue la primera vez de muchas en que Aurora inauguró sus sentidos y descubrió el sonido de las campanas del clímax y pudo distinguir auroras boreales con los ojos cerrados y las piernas abiertas.

A pesar de su indiferencia Héctor no tardó demasiado en notar una cambio insólito en las costumbres de su mujer y una llamada de la maquila inquiriendo por la ausencia de Aurora en horario de trabajo alertaron sus sentidos. Y más por defender el agravio a su posesión que por recuperar su amor siguió cada día como felino depredador las huellas en el camino de Héctor y Aurora a la maquila. Su acecho llegó a su fin cuando una vez la ruta se torció hacia un hotel de paso. No necesitó más pruebas, ni recordarse a sí mismo el rosario de culpas que engarzó en cada beso que bebió en otro lecho. La esperó borracho y con pistola en mano.

Pero Héctor era un cobarde y queriendo matarla y matarse, se atravesó un bala en una parte del cuerpo que difícilmente terminaría su existencia. Unos cuantos días de cama y estaría a salvo.

Aurora ya no se perfuma el alma por las mañanas ni se pinta coqueta la sonrisa. Obligada por Héctor ha renunciado al trabajo y a la posibilidad del éxtasis de amor. A veces cierra los ojos y busca el recuerdo de aquel sonido que la hizo feliz.

miércoles, noviembre 03, 2004


Flight by Quint Buchholz Posted by Hello

VOLAR... Y COMPARAR

A la altura de las nubes en aeroplano por los cielos del país de las barras y las estrellas un mexicano puede mirar hacia abajo y comparar - amén de admirar la belleza natural de su geografía - con mirada objetiva, las enormes diferencias en las urbes de uno y otro país. Cierto es que la dimensión de la brecha económica es tan grande, que uno no puede sino concluir casi de inmediato que las diferencias estriban en el dinero que uno tiene a manos llenas y el otro a manos vacías. Al acercarse a las ciudades grandes o pequeñas para el aterrizaje, asombra la cuidada planeación que por fuerza hubo antes de iniciar la construcción de las áreas residenciales; las previsiones en relación a la localización de áreas verdes - importantísimas en las grandes urbes donde la contaminación es un mal necesario - y de esparcimiento, y el trazado inteligente de las rutas de tráfico vehicular. Si además es de noche, se puede observar que la falta de iluminación no es un problema, cuando en nuestra tierra es causa de inseguridad, uno de nuestros graves males.

Al volar sin embargo por nuestro país, y a pesar de emocionarnos con la majestuosidad de nuestros volcanes y paisajes maravillosos, no puede dejar de darnos pena el estado que guardan nuestras urbanizaciones donde la falta de planeación es lo que las caracteriza. Casas en lomas y barrancos y colonias laberínticas y desorganizadas. (Aun algunos conglomerados de INFONAVIT se encuentran en ruinas y para nadie es extraña la falta de estacionamientos y lo angosto de las calles en algunos)

Al regresar a El Paso después de un vuelo por los Estados Unidos de noche, destaca Juárez por su oscuridad. Y si es de día, la ausencia de áreas verde coloca a una de las principales ciudades de la República en la categoría de gran pueblo del Oeste polvoriento y seco. Y cada casucha de cartón hacinada en la periferia nos grita a la cara una culpabilidad creciente. Nuestro gobierno conoce bien las causas de esta desolación: la instalación en masa de las maquiladoras hace 36 años instigó una migración desordenada para la que no estábamos preparados en esta ciudad, pero ya hubo tiempo de hacer cambios para poner remedios que no se ven aun. Nuestros alcaldes y gobernantes en Chihuahua que de seguro han volado también, nada han hecho con miras a hacer mejoras a la ciudad (deberían las recientes obras de nuestro gobernante saliente mencionarse como mejoras?)

La maquila me ha enviado a volar con frecuencia por los Estados Unidos y eso me permite anhelar cada vez con más fuerza un México mejor. De sobra sé que no tendré una casita con su pequeña piscina azul, ni un árbol muy verde en un jardín frontal, y que cada vez que vuelva a Juárez el polvo del desierto más triste de México golpeará mi rostro como para recordarme que no será así.


martes, noviembre 02, 2004


Morning Awakening by Eva González Posted by Hello

PESADILLA EN LA FABRICA DE ABRELATAS

Al final de la banda transportadora de la que no alcanzaba a ver el principio, había un gigantesco metrónomo antiguo de madera. Cada compás hipnotizante indicaba la frecuencia con que un abrelatas debía ser terminado y empacado en cajas. La parte más lejana de la banda que lograba distinguir se encontraba en un túnel oscuro y angosto. Cada vez que podía distraía la mirada del abrelatas siguiente y estirando el cuello, observaba hacia mi izquierda para intentar comprender la distancia que me separaba del misterioso origen de la banda en movimiento. Una angustiosa ansiedad se apoderaba de mí entonces, como la que todos hemos sentido en esos sueños donde uno cae hacia un abismo profundo y negro, interminable, y mientras cae, la cabeza o algo dentro de ella da vueltas sin cesar. ¿Quién controlaba cuándo la banda debía parar y a qué velocidad se movería?

Ruidos ensordecedores de maquinarias chirriantes y oscuridad rodeando la única línea de producción macabra inundaban la ya de por sí extraña atmósfera. El olor característico de los metales procesados invadía los espacios. La única iluminación de neón estaba sobre la línea de producción. Todos los operarios se encontraban como yo, de pie frente a la banda y el color de gris rata de sus batas de trabajo oprimía aun más la apariencia del lugar. Nadie hablaba ni sonreía y los movimientos eran mecánicos y precisos. Su actitud ausente contagiaba melancolía y resignación.

El metrónomo atosigaba nuestras mentes con su tic-tac de la misma forma que el tam-tam del tambor de una galera en huida dirigía con violencia el impulso rítmico de los remeros esclavos concentrados en no provocar la ira del látigo. Los movimientos debían ser no sólo rítmicos, sino armónicos so riesgo de provocar el caos de la producción de abrelatas con los catastróficos resultados conocidos.

El ensamble de la parte que me correspondía era difícil y a pesar del esfuerzo que imponía a mis manos y dedos para hacerlo antes de que llegara el siguiente abrelatas, solamente lograba torpes movimientos fallidos y pronto una buena cantidad de ellos a medio terminar se empezaron a amontonar frente a mí. Los compañeros a mis lados ni siquiera me miraban ocupados como estaban en hacer su parte.

Una intensa comezón me empezó a molestar en un punto entre la frente y el arranque del cuero cabelludo, pero mis dedos estaban llenos de una grasa azul que aplicaba a los extremos de una pequeña barra de metal. Eso, aunado a la incesante llegada de abrelatas a mi izquierda en la banda sin fin y el temor de continuar acumulando ensambles incompletos me impedía rascar la cabeza con libertad. El gigantesco metrónomo deífico que me aturdía con su tic-tam; el montículo que crecía frente a mí; y el angustioso túnel de la banda, hacían girar mi cabeza en un vértigo enloquecedor. El temor de que pronto alguien a cargo notara mi falta de habilidad y la certeza de que no acabaría nunca de terminar los abrelatas acumulados me hizo desear salir corriendo.

De pronto, la banda se detuvo... pero sólo por una fracción de segundo. El metrónomo y la velocidad de la banda habían sido ajustados y ahora los abrelatas llegaban más rápido que antes. Los operarios redoblaron su atención y yo mi torpeza. De pronto una alarma empezó a sonar y todas las miradas encolerizadas se dirigieron hacia a mí! El terror me invadió y en ese momento desperté sobresaltada. El despertador había sonado. Eran las cuatro y media y había que levantarse para ir a trabajar a la maquila.


jueves, octubre 28, 2004


Clock head Posted by Hello

ASISTENCIA PERFECTA

”Reloj no marques las horas
porque voy a enloquecer”...



Si alguien pregunta a un trabajador de maquila lo que hará el fin de semana, la respuesta invariable será: “dormiiir”. Dormir? - se preguntan los que no conocen los avatares de levantarse a horas impías – Suena absurdo, pero es comprensible que quienes no hemos logrado domar nuestro reloj biológico al punto de no sentir odio crónico por el despertador añoremos un día en el que podamos despertar cuando al cuerpo mejor le parezca y no forzados por el sonido incesante de un aparato.

Cuando el hombre se dio cuenta de que podría mejorar sus ganancias si repartía el día en jornadas de trabajo, inventó el despertador como herramienta que ayudara a sus propósitos, atrofiando con ello una serie de comportamientos naturales inherentes al ser humano que irremediablemente redujeron la calidad su existencia (de sobra es conocido el riesgo de hipertensión y otras enfermedades por vivir deprisa) Es por eso que contaré la historia de Irene, un caso sorprendente y digno de estudio científico. Irene representa un ejemplo para los trabajadores del mundo y si por mí fuera la erigiría un monumento a su perseverancia y puntualidad.

Irene jamás ha llegado tarde en 23 años y cada año su asistencia ha sido reconocida con el Bono de Asistencia Perfecta de la empresa. ¿Qué misteriosos artilugios emplea Irene para llevar a cabo tal proeza? Vamos, reconozcamos que alguna vez cuando menos, hemos contado alguna mentirilla para justificar nuestra tardanza ya sea por habernos desvelado un poco más de lo acostumbrado; ya sea porque se fue la luz y por consiguiente el agua, y no hubo la manera ni de cepillarnos los dientes; o porque la noche anterior ajustamos la hora incorrectamente en el despertador; o por algún problema de salud, etc. Bueno pues Irene jamás tuvo esas inconveniencias y si estaba enferma, aun con fiebre se presentaba a trabajar! Y jamás el frío, la lluvia, el camión, el tráfico o el simple deseo de quedarse en cama! La detuvieron en su propósito de llegar a tiempo, no es asombroso?

En aras de obtener el Bono de Asistencia Perfecta anual por veintitrés años consecutivos Irene ha sacrificado no pocos placeres mundanos como pasar una noche con los amigos hablando de los temas trascendentales hasta ver la luz del amanecer; o después de tener un sueño de esos que no tienes en diez años decidir que no quieres olvidarlo y en lugar de ir a trabajar te levantas y lo escribes; o tener una de esas noches románticas que sería de locos no continuar por la mañana; o apasionarte con la lectura de un libro al grado de no soltarlo hasta terminarlo, y yo que sé qué más puede detener (aunque sea momentáneamente) nuestra obligación al trabajo!

Lo que es cierto es que la mirada de Irene es casi siempre triste. Con callada resignación lleva una vida metódica que la obliga a ir a la cama desde las ocho y treinta de la noche para no correr el riesgo de despertar jamás más allá de las cuatro y media de la mañana. No bebe ni fuma, con lo cual se asegura de no caer en los excesos típicos de tales vicios. Y para garantizar una tranquilidad emocional a toda prueba no se ha casado ni tenido hijos. Su sosegado carácter la asegura contra cualquier alteración de los sentidos, por eso nunca ha tenido altercados en sus relaciones que comprometan su llegada oportuna a su lugar de trabajo. Evita además a toda costa ejercer un sentido crítico y calla ante cualquier situación injusta aun si la desaprueba, por no ganarse antipatías sociales y laborales.

Hay veces que hubiera querido ser como Irene pero me han detenido algunas noches que se han cruzado en el camino que de no haberlas vivido no poseería ahora los pequeños retazos de felicidad que he logrado arrebatarle a la existencia. Y aunque no en la medida que lo hubiera deseado, he tratado de hacer escuchar mi voz por diferentes medios mostrando con ello mi postura y asumiendo las consecuencias.

lunes, octubre 25, 2004


Hispanic Mother and Child. Obra de Rev Kennedy. Posted by Hello

MADRES CON EL CORAZÓN PARTIDO

En qué piensan todas las madres mientras toman de la banda transportadora con habilidad las partes y las ensamblan, o mientras atienden con la mirada ausente una nueva junta? Sus pensamientos vuelan hasta los hijos que dejaron solos o al dudoso amparo de una bienintencionada vecina quien presa de sus propias penas no tiene tiempo para regalar a hijos ajenos. Las historias trágicas y desgraciadamente frecuentes que han ocurrido mientras las madres están en su trabajo, me han conmocionado cada vez que las he leído.

Es muy desafortunado que no haya suficientes guarderías del IMSS - sobre todo en las áreas de la periferia – para atender a los hijos de las trabajadoras y que los padres de familia – donde los hay – no apoyen a sus parejas en el cuidado integral de los hijos. También lo es el hecho de que las guarderías del Seguro Social tengan un límite de edad de 4 años para los menores que aceptan.

Lanzo un exhorto en este sentido a quienes corresponda para modificar esta situación en pro de los derechos de los menores de edad y de las mujeres que son madres.


“Buenas tardes. Hoy vamos a darles a conocer las rutas de evacuación de la empresa...”

Sueñan en el dulce aroma del bebé que se quedó en la cuna, en sus sonrisas que no podrá disfrutar hasta muchas horas después, en la increíble suavidad de su piel y en su mirada asombrada y feliz y entonces un dolor como puñal se clava muy dentro por no poder estar allí con él para disfrutarlo y festejar la gloria de ser madre.

“En caso de emergencia hay que salir de manera ordenada y dirigirse a los puntos de reunión que ya hemos señalado...”

Sufren pensando en el otro pequeño que está enfermo y no tendrá quien lo abrigue si le da frío; ni un abrazo amoroso si su mal se agrava y llorara; ni quien le dé la medicina que toca a las diez.

“Los extintores se encuentran en cada área de trabajo identificados con los siguientes señalamientos...”

Y se preocupan del otro adolescente ya, y que de consejos no hace caso, en todos los peligros que lo acechan en las calles, en los poco confiables amigos con los que anda, en el alcohol que delató su aliento el otro día.

“Los miembros de la Comisión de Seguridad acudirán por el equipo de emergencia en cuanto escuchen la alarma...”


Y sobre todo piensan en la mayor, que ya tiene novio y que por andar con él descuidará a sus hermanos y se saldrá de casa para lucir su juventud y sonreírle a la vida, y saldrá por la tarde sin preocuparse si es de noche. Con lo oscuras y peligrosas que están las calles! Y las madres tiemblan y rezan por que nada de lo que han estado publicando los diarios les pase a sus hijas.

“Entonces si no hay dudas, la junta ha terminado. ¡Vayamos con entusiasmo a participar del ambiente seguro de nuestra empresa!”

Y en sus ojos hondos y tristes sólo hay resignación y vuelven las manos a tomar las piezas y las ensamblan, y así una y otra vez; hora tras hora; mientras con el alma de paloma ruegan por sus hijos, y de vez en cuando con las manos engrasadas enjugan lágrimas prófugas que surcan caminos ya conocidos.

martes, octubre 05, 2004


La lana de los viernes Posted by Hello

DIAS DE PAGO EN LA MAQUILA

Los viernes se disfrazan de alegría y abren sus brazos para recibir un conglomerado festivo: las caras pintadas de sonrisas y ropas de colores y planchadas. Un escote por aquí y una falda corta más allá de lo acostumbrado. Un carmesí más vistoso en los labios y colgada en la mirada: una ilusión; en el pecho: una esperanza.
Los muchachos charlatanean y como animales acechando, lanzan sus arpones desde temprano para tener la caza asegurada cuando acabe el turno. Planean el lugar, la hora y la agenda.

Los perfumes baratos se esparcen por los espacios como redes invisibles en intentos pescadores de promesas de amores y aventuras, inesperadas unas, concertadas otras.

La cola para recibir la paga es siempre un rito, se ponen caras serias, algunas muecas inconformes y desencajadas se adivinan si por descuido, no todas las horas extras fueron incluidas. Los demás revisan los detalles de los pagos, como si esperaran un conjuro que de pronto aumentara el raquítico salario.

Pero es viernes! Y todos en fin participan de la fiesta de repartición de los panes; que se acaban pronto! Que hay que disfrutarlos! Ya el lunes nos veremos otra vez las caras largas, cuando nos demos cuenta que no hubo suficiente y habrá un recomenzar de las cosas y un renacer de las esperanzas! Vamos a la fiesta y olvidemos penas y ambiciones vanas!
Es día de pago en la maquila.


domingo, octubre 03, 2004

MUJERES ROTAS


"Espejo roto azul" Manuel Rivera (Granada 1927-1995, Madrid)

Créase o no, hay en esta ciudad empresas tan precarias que rayan en lo absurdo. Coexisten junto a decenas de empresas de clase mundial cuyas instalaciones dejan asombrado a cualquiera por el orden y la modernidad de sus equipos y controles, por el brillo de sus pisos, lo espacioso de sus pasillos y lo atractivo de sus baños, tanto, que hasta despiertan ganas de usarlo para meditar un rato mientras te recreas en los dibujos de sus pisos de cerámica. Esta de la que quiero hablar ahora, era tan pobre que los trabajadores tenían que llevar su propio papel sanitario porque a veces se agotaba, y la cafetería era tan triste que era preferible comer afuera donde por lo menos estaba a la vista el lindo cielo siempre azul en el verano caluroso. Pero lo peor no era eso, sino la falta de espejos en el baño pues solamente había uno pequeño donde todas nos amontonábamos alrededor para mirarnos y de pasada darnos una “manita” después de nuestra hora de comida.
Qué peor desgracia puede haber para una mujer pasar 9 horas de trabajo arduo donde no hay ni el consuelo de mirarse en un espejo? Qué es un espejo para una mujer sino el mágico reflejo de lo que desaría ver; la constatación del estado del alma? Una mujer necesita mirarse al espejo con asiduidad para comprobar si lo que sospecha es verdadero o una simple ilusión. Una puede modificar radicalmente la actitud frente a una jornada desmoralizante solamente con verse al espejo y verificar con sorpresa que no tiene por qué ser de ese modo! Hoy tienes una mirada radiante y tu expresión es relajada por lo tanto buena cara a la vida, venga el trabajo duro que hoy me siento hermosa! O por el contrario: en un día que todo parece normal el espejo te dice que no, que hay algo en el oscuro de las ojeras o en el cenizo de la piel que profetiza una tristeza, un presagio quizás; entonces el ánimo decae y hay que reflexionar sobre lo que puede estar ocasionando ese reflejo. Como en el espejo de la bruja de Blanca Nieves quien se sabe bella pero no lo cree hasta que lo pregunta al espejo y el espejo (que todo lo sabe como un mago que sabe la verdad de todas las cosas) le devuelve una respuesta amarga.
El espejo en esta maquila estaba colgado de mala manera y una día una ráfaga que entró por la ventana, tiró el espejo y lo rompió. Todas estábamos compungidas por ello e inmediatamente solicitamos su reemplazo, pero era una empresa muy pobre y por mucho tiempo no tuvimos más que los pedazos que quedaron del original. Pensamos en comprar uno nosotras, pero creímos que la empresa tenía la responsabilidad de proporcionarnos uno y no teníamos por qué usar nuestro dinero para comprarlo. Recogimos el trozo más grande y lo apoyamos sobre la jabonera pero al no estar debidamente fijo a la pared, se cayó varias veces más hasta que el tamaño era sólo suficiente para mirarse los ojos. Aun así no desistimos en nuestra desesperación de querer atisbar hacia adentro de nuestros espíritus a través del mágico espejo y hacíamos cola para poder usar el último pequeño trozo que nos diera una imagen de nosotras mismas, inseguras siempre de la congruencia entre la expresión y la carga emocional de nuestras vidas.

Posted by Hello

jueves, septiembre 30, 2004


Taza de water y ventana (1968-1971). Cuadro del pintor español Antonio López. Posted by Hello

EXPRESION MUQUESTRE

Ese día en la maquila la supervisora de Recursos Humanos estaba más que molesta. Alguien se fue a quejar con ella por lo que vio en el baño y para que no quedara duda le pidió que la acompañara al cubículo donde vio lo que la asqueó tanto. Ahí, justo en el centro de la parte interior de la puerta de ese baño de mujeres había un moco embarrado. Parecía que quien lo hizo se hubiera esmerado en provocar la reacción más asquerosa posible con alevosía y ventaja. Solamente en las exposiciones de arte abstracto se pueden ver cosas más provocadoras que una puerta color crema decorada mocos verdes de irregulares formas y bordes, dispuestos de manera planeada en la superficie de tal manera que quedaran justo a la vista del observador quien forzosamente estaría sentado frente a ellos, no es digno de un artista?

La reacción no se hizo esperar, inmediatamente la supervisora ordenó limpiar las puertas y colocar en cada una de las ocho puertas de los baños para mujeres, una gracioso letrerito a colores con margaritas amarillas a los lados donde se leía: “Por favor mantén limpios los baños, son para tu comodidad”. A partir de ese día, empezaron a aparecer mocos embarrados en todas las puertas. Era evidente que más de una estaba participando en la Exposición Muquestre. La verdad es que quienes se arriesgaban a ir al baño era porque ya no podían esperar más y una vez dentro del pequeño cuarto, se tapaban los ojos para no vomitar mientras aprisa vaciaban sus esfínteres. La supervisora de producción comentaba: “es increíble, todavía se puede esperar esto en el baño de los hombres, pero en el de las mujeres?” Como si la limpieza o la ausencia de ella fueran exclusividad de género.

Nuestros antepasados, sin los conocimientos y herramientas para comunicarse que hoy nos exceden, no dudaron en dejar plasmada su visión del mundo, sus emociones y temores en pinturas sobre las rocas que quedaron como testimonio del afán del hombre por expresarse más allá de los sentidos sensoriales. Abstracciones del espíritu que nos diferencian desde entonces del resto de los animales.

Qué mensajes subliminales se encuentran detrás de este tipo de expresiones en la maquiladora? Un sentido de rebeldía que expresado de maneras políticamente correctas terminarían en despidos o en una invisible “lista negra”)? Un simple juego o burla? El desprecio absoluto por las reglas impuestas? Una queja amarga y silenciosa por la falta de atención a las necesidades básicas de las trabajadoras en ese lugar concreto? (Esta maquiladora era esa donde con frecuencia faltaba el papel de baño) Acaso ausencia de valor civil, educación y conocimiento para usar las vías apropiadas? O todo lo anterior?

Lo cierto es que un moco vale más que mil palabras.

Al día siguiente las ocho puertas fueron removidas en castigo a las cochinas expresiones. Y todas pagamos el precio de la expresión silenciosa de nuestros espíritus en una de sus formas más primitivas.

viernes, septiembre 10, 2004

DICRIMINACION LABORAL EN JUAREZ

Estoy harta de leer el Aviso Clasificado de los Diarios de esta ciudad ofertando vacantes con requisitos ridículos y violatorios de los derechos humanos y laborales a todas luces. A veces creo que la responsabilidad de los anuncios no son tanto de los ignorantes que discriminan por igual género, edad, estado civil, formas de vestir y hasta apariencia, sino de los representantes de Recursos Humanos de empresas muchas de las cuales son de las llamadas "Fortune 500", es decir empresas reconocidas a nivel mundial. Es muy probable que a nadie que tenga trabajo le importe un pepino lo que digan los anuncios de puestos vacantes, pero si estás sin trabajo y encima tienes 45 años, te gustaría decirles dos o tres verdades a los empresarios y a sus funcionarios a los que no solamente les falta conocimiento sobre los derechos fundamentales de la sociedad en la que viven, sino que además carecen de sentido social. Estoy segura que no lo hacen con mala intención, simplemente son el triste reflejo de una sociedad en la que el desprecio por los demás campea y cuyo sistema educativo ha omitido deliberadamente la concientización respecto a los derechos humanos.

Analicemos un poco:

La Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 22 dice que "Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección al desempleo"

La Ley Federal del Trabajo en su artículo 3: "El trabajo es un derecho y un deber sociales, no es artículo de comercio, exige respeto para las libertades y dignidad de quien lo presta y debe efectuarse en condiciones que aseguren la vida, la salud y un nivel económico decoroso para el trabajador y su familia.
"No podrán establecerse distinciones entre los trabajadores por motivo de raza, sexo edad, credo religioso, doctrina política o condición social"

El Diario Oficial de la Comunidad Europea publicó con respecto a la Igualdad de trato en materia de empleo y de ocupación: ..."La Unión Europea está basada en los principios de libertad, democracia, respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales, así como el Estado de Derecho. Por consiguiente, la UE debe adoptar todas las medidas necesarias para combatir cualquier tipo de discriminación, especialmente si tiene que ver con el empleo y el mercado de trabajo... "El artículo 13 del Tratado CE, introducido por el Tratado de Amsterdam, concede poderes específicos a la Comunidad para combatir la discriminación por motivos de sexo, origen racial o étnico, religión o convicciones, discapacidad, edad u orientación sexual".....

Y así podríamos seguir repasando las legislaciones relacionadas con el derecho al trabajo. Son bastante claras, no? Aunque la Ley del Trabajo Mexicana se queda un poco corta pues no alude a la discriminación por orientación sexual, discapacidad u origen racial o étnico.

Entonces por qué leemos continuamente anuncios como "Se solicita señorita con magnífica presentación entre 18 a 23 años con paso adecuado a su altura?" o "Se solicitan operadores. No vestimenta chola", o simplemente los rangos absurdos de edad que se solicitan: "20 a 23 años", 20 a 30 años; o aquellos que indican: "edad máxima 30 años". Lo que me returce el alma de coraje es que no hay casi ningún anuncio que no sea para velador en una oscura construcción donde se acepten personas mayores de 45!!!!. Y no es que me de coraje por tener yo 45, pero señores, la edad de jubilación en este triste país es de 65 años!! Acaso una persona de los 45 a los 65 está aniquilada? Vamos, si en otros países se reconoce la experiencia de los profesionales "seniors", y aquí los mandamos al asilo? Sabían que en Estados Unidos es ilegal y hasta una demanda puede haber si se discrimina?

La discriminación laboral en esta ciudad es vergonzosa y hay que pararla. Basta de que se condene a la miseria a personas trabajadoras y honradas, en la plena cúspide de una vida laboral plena y rica en experiencia. Dejen de tratar a las mujeres como vulgares cantineras seleccionando jovencitas bien formadas (no es envidia!) y reconozcan a los jóvenes trabajadores aunque se vistan de cholos y traigan un arete en la lengua.

Y al Diario de Juárez: En lugar de sacar cada semana su espantoso Suplemento pseudo cultural, denuncien los actos que denigran esta comunidad cansada de mediocridad.

sábado, septiembre 04, 2004

MARIA

María encontró por fin en la maquila una manera de terminar con el único trabajo que ella creía podía realizar sin la ayuda de una educación que no tenía. Cuando alguien le dijo que podía encontrar un trabajo más decente que en la cantina no lo dudó mucho. No tendría más de 20 años y su sonrisa ingenua delataba la facilidad con la que muchas veces pudo haber sido engañada y enganchada a una vida de vicios y prostitución. Eso fue la maquila en sus inicios, un asidero desesperado para centenares de jóvenes orilladas a obtener un salario en los inmundos bares del centro; la posibilidad de un ingreso fijo que no era mucho, aunado a la prestación del Seguro Social y a la esperanza de una vida con mayores expectativas de superación. A eso se agarró María y se metió de lleno, esperanzada, al ensamblaje de productos en serie. Algo se le quedó todavía de sus antiguas costumbres y al trabajo grasiento y lleno de maquinaria, seguía llevando los atrevidos vestidos que usaba en la cantina que delineaban su bien formado cuerpo de veinte años y los tacones altos que lograban respingar un poco más su caderas redondas y demarcaban al caminar sus chamorros blancos. Por eso y porque a diferencia de sus compañeras María era rubia, con pecas en la cara y la piel blanca arrancaba silbidos al caminar entre las líneas de producción.

También se le quedaron las mañas y estaba convencida de que había que agradar al jefe en turno con “amabilidad” para lograr su atención y con un poco de suerte, ascender en el organigrama de la empresa. Por eso caminaba de ese modo insinuante y sonreía a un lado y a otro cuando iba a buscar al jefe para tratar cualquier asunto como si se moviera todavía entre las mesas de la cantina e intentara agradar a los clientes.

María estaba enamorada como cualquier otra chica de su edad que se ilusiona y alguna vez contó que fue el amor por su hombre el que la hizo tomar la decisión de abandonar la cantina. Pero el amor de su vida la abandonó cuando supo que le practicarían una Salpingoclasia. Esa palabra desconocida le sonó demasiado sospechosa al novio quien pensó que era una enfermedad venérea y la abandonó por eso, no se molestó en investigar su significado. María tampoco sabía lo que era y un día, con mucha vergüenza y timidez me preguntó qué era eso que le iban a hacer y le contesté que era una operación para ligarle las trompas y de esa manera no tendría más hijos (tenía ya tres), le dije que le explicara a su novio, pero él no quiso saber nada de ella. Poco después de la operación María renunció al trabajo.

Hace algunos años la volví a ver cuando entré con mi esposo a tomar una cerveza en un bar menesteroso del centro. Ya había perdido las formas y había cambiado los vestidos llamativos por un traje deportivo deslavado y gris, pero todavía tenía la sonrisa inocente de los que ignoran casi todo del mundo, excepto su maldad. Me contó que el dinero en la cantina era mucho más de lo que pagaban en la maquila y por eso ya nunca volvió.

domingo, agosto 29, 2004

PESADILLAS

Después de muchos años de tener ciertas pesadillas recurrentes he llegado a la conclusión que su origen se encuentra en el pánico que me producía recorrer las polvorientas calles de mi colonia muy de madrugada para poder tomar el autobús que me llevaría a la maquila. Para una jovencita de 15 años tener que levantarse a las cuatro de la mañana y salir a oscuras de su casa es bastante atemorizante sobre todo porque la colonia Galeana en los años 70 carecía de iluminación y sus calles no estaban ni lejanamente pavimentadas. El trayecto hasta la parada de autobuses era de unos quince minutos que a mi corta edad parecían quince horas. No es que solamente no hubiera pavimentación, sino que además los cerros habían sido tasajeados burdamente por los arroyos cuando llovía y las casas se habían ido amontonando desordenadamente por quienes iban llegando y como Dios le daba a entender; por eso las calles no eran sino medios barrancos terregosos y las casuchas se recortaban fantasmagóricas contra la luz de la luna y las estrellas –cuando había suerte-
Por las tardes, entre los recovecos de los barrancos y detrás de los muros derruidos, se reunían hordas de pandilleros a inhalar thinner o pegamento y a hacer patente su triste humanidad a costa de apedrear a otros grupos de pandillas no menos lastimosas y de atemorizar a los vecinos con sus reyertas.

Por eso cuando recorría el desolado paisaje mi corazón se agitaba como el de un conejo y mis sentidos iban todos en alerta máxima, tanto, que al llegar a la parada del camión, un suspiro de alivio remataba los quince minutos-horas que tardaba en llegar. En todo ese tiempo maldecía a un padre que no estaba para encaminarme cada mañana como lo hacían algunos padres de mis amigas.

El paisaje se hacía todavía más tétrico cuando el viento ululaba levantando cortinas de polvo que no me dejaban ver y me hacían sentir todavía más miserable en mi recorrido de terror. Siempre tuve la sensación de caminar de madrugada en medio de un cementerio lleno de polvo siempre, como si hubiera pasado décadas en abandono-.

La parada estaba en una calle más iluminada y por donde pasaban los autobuses cada media hora. Ya entonces alguno que otro llegaba también y mi angustia se reducía un poco. Empezaba otro tipo de lucha entonces, pues los camiones eran escasos y al pararse alguno, había que empujar y aventar para ganar un sitio a toda costa o exponerse a llegar tarde al trabajo y entonces no poder entrar.

Han cambiado muchas cosas desde entonces, menos el que las muchachas de quince años sigan saliendo de sus casas a horas aun oscuras cuando podrían estar dedicándose a terminar la prepa. Los riesgos siguen siendo muy grandes –aun peores que antes- y faltan muchos padres que se interesen por la seguridad de sus hijas. Lo que ha mejorado es el transporte, las maquilas y las autoridades han reconocido que es conveniente que los trabajadores se presenten a tiempo a sus trabajos, y se han asegurado que no importa cuán miserable sea la colonia, pase una unidad de transporte con la suficiente frecuencia para que cualquier despistado salga corriendo de su casa y se monte al vuelo en la siguiente unidad, qué eficiencia!

Salvo unas cuantas variables, tengo 30 años con la misma pesadilla: salgo de mi casa y me enfrento a la oscuridad, el miedo, la desolación. El paisaje es ruinoso y a veces, el sonido del viento ameniza la escena par hacerla aun más temible. El polvo lo cubre todo, como en un día de muertos de Noviembre, y yo no sé si estoy viva o estoy muerta, pero sigo avanzando porque hay algo que no espera y tengo un compromiso ineludible: mi trabajo en la maquila...

martes, agosto 24, 2004

EL PRINCIPIO - MALENA

Solamente porque no estoy segura cómo comenzar esto, recordaré la ilusión que me causaba la posibilidad de trabajar por primera vez cuando tenía trece años. Muy pronto me daría cuenta que lo que parecía muy bueno no lo era tanto. Por una parte me atraía el dinero que podría obtener semanalmente, eso significaba la libertad en muchos sentidos. Por otra, las historias sobre lo difícil que era obtener el trabajo y hasta trasladarse a las pocas fábricas asentadas en la ciudad en los 70s sonaban demasiado complicadas para mi juventud. La primera tragedia relacionada con las maquiladoras la conocí cuando en la vecindad se comentó que mi vecina Malena -probablemente de unos diecisiete años entonces-, había tenido un accidente junto con varias muchachas quienes se volcaron en la troca que cada madrugada las llevaba a la primera maquiladora de la ciudad. En ese tiempo, el transporte público no era suficiente y quienes lograron contratarse en la RCA (la primera de estas factorías en Ciudad Juárez) hacían verdaderos milagros para llegar cada día al trabajo. Una chica murió y Malena quedó mal herida. Sorprende ahora que a pesar de que las distancias son las mismas que hace treinta y cinco años y que ahora en coche se puede llegar desde la vecindad donde Malena y yo vivíamos hasta la RCA en una media hora, la falta de transporte, y una urbanización deficiente deformaran las distancias y agrandaran las vicisitudes. Malena se recuperó de sus heridas y siguió en la maquila, no sé qué fue de ella... solamente que se levantaba de madrugada, que se montaba en la parte trasera de una troca que daba tumbos en el camino pedregoso entre campos de cultivo rumbo al Valle de Juárez; lloviera o nevara; soportando el viento helado del invierno, mientras cerraba los ojos todavía sin despertar realmente para soñar en una vida mejor...