miércoles, noviembre 17, 2004

CARCAJADAS

A Lupita Romero y Lisa Acosta

La risa es un payaso que se escucha. A veces suena como a bruja buena, otras como a cascadita de agua cristalina y fresca y sólo de escucharla sin saber la causa reparte sonrisas, generosa. Y su cara pintada de sandía nos lleva lejos por momentos de los sinsabores de la vida. Pero el hombre un día cometió el pecado de acallarla y de castigar a aquellos que se atrevieron a desvencijarse de risa. Por todos los sitios fue mal visto desternillarse de ella y entre más lejos su Ja Ja Ja! se escuchaba, más dedos en las bocas ordenaban silenciarle. Shht! Shht! Y de silencio las caras se volvieron serias y pr ello hemos ido muriendo todos.

Cuando todo acabe, quedarán sus ecos para recordar a los que vienen que era uno de los tesoros escondidos del hombre. Quizá ellos -menos avaros- la encuentren en su cofre y decidan repartirla a bocas llenas.

De la propensión a reír

Yo había llegado tarde al reparto de los dorados
dones.
Alguien que tenía prisa
olvidó una carcajada que me movió su cola.
Lástima me daba verla sin boca ni motivo.
La recogí aquel día memorable con cuidado
de madre
me la tragué despacio como quien traga espuma.

Desde entonces la risa me acompaña
me preserva del miedo a lo que se me esconde
de la vida sin abrazos
de sendero de ausencias adentro de mi pecho
y los cuchillos que clavan los formales.

No me permite distraerme en el lamento
ni autoidolatrarme.
Me mantiene alerta contra los infames
los que mientiendo humanidad destilan sombra
en jardines de hierro y fraude.

La risa recoge para mí
las flores que no alcanzo
y me ayuda a entender
la eterna vacuidad de aquellos que no ríen
por temor a que una carcajada enorme
se los trague.

CONSUELO TOMAS

No hay comentarios.: