La situación va de mal en peor en las maquilas. Sus estrategias para paliar la crisis van desde congelar los incrementos a los ya de por sí los insignificantes salarios; recortar las jornadas de 8 horas; recortar o eliminar beneficios y prestaciones, hasta despedir masivamente a los trabajadores. Las señales son preocupantes: cualquier planta maquiladora que solicite algunas vacantes en el diario, tendrá una fila enorme de aspirantes que incluso permanecen durante toda la noche de pie, esperando que la fábrica abra sus puertas para ser los primeros y tener mayores oportunidades en ser contratados. Pero hay noticias más estremecedoras que la situación de las maquiladoras en Juárez. Noticias que enardecen el alma de impotencia como la que cuenta por ella misma esta fotografía que me encontré hace un par de días en El Público, diario digital español. Lo que se ve en ella son galletas de arcilla, mezcladas con aceite y sal secándose al sol. Con ellas alimentarán a miles de niños Haitianos, famélicos y enfermos por la pobreza y hambruna extremas a la que se encuentran sometidos hace ya años. Y las galletas, causantes de enfermedades parasitarias y de disentería ni siquiera son gratuitas.
¿Alguien hará que cese esta barbarie ignorada por la misma humanidad que la provoca?
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