Los empresarios mexicanos y sus maquilas no ponen precisamente el ejemplo a las maquiladoras extranjeras afincadas en México en cuanto al respeto a los derechos laborales de sus trabajadores. Es el caso de Kamel Nacif Borge apodado El Rey de la Mezclilla quien posee empresas textiles en los estados mexicanos de Tlaxcala, Puebla, Chiapas y Quintana Roo. Kamel Nacif es el empresario mexicano de ascendencia libanesa recientemente involucrado en el escándalo desatado por la publicación del libro Los Demonios del Edén, de autoría de la valiente periodista Lydia Cacho quien denuncia una despreciable red de pederastia internacional y pornografía infantil que involucra a empresarios prominentes y al narcotráfico organizado, y que ha venido promoviendo el turismo sexual en Cancún con menores de edad, algunos de hasta cinco años. El protagonista principal en esta red de explotación sexual en menores es Jean Succar Kuri, otro mexico-libanés cuya fortuna ha sido ligada a esta actividad y quien actualmente está en Estados Unidos en proceso de extradición. Kamel Nacif es su amigo y cómplice.
- Cierre fraudulento de la planta de Valle de Tehuacán, Puebla con lo que más de 6000 empleados quedaron sin empleo
- Maltrato verbal a los trabajadores (“Si no les gusta, se chingan”, es la amenaza cotidiana)
- 12 horas de jornada laboral diaria sin el pago respectivo de horas extras
- Menores de edad trabajando
- Despidos injustificados
- Sin prestaciones sociales
- Pago de salarios menor a lo que obliga la ley
Las autoridades tienen ya suficientes pruebas e información para proceder con una investigación para llevar a Kamel Nacif a responder por todos estos atropellos. Falta que veamos si el poder económico y la impunidad no son mayores que el anhelo por un estado de derecho. Por otra parte, ¿cómo podemos exigir a las empresas extranjeras en México el irrestricto apego a las leyes laborales si no hacemos lo propio? El buen juez por su casa empieza.
Más información en La Jornada y La Opinión.
1 comentario:
Como podemos ver, a un trabajador le pagan lo mismo por hacer un pantalón Hilfiger que por uno que no tenga ni marca y sin embargo la diferencia en los precios puede ser abismal. Son los intríngulis del capitalismo. La Junta de Conciliación y Arbitraje, según las notas periodísticas por supuesto que se hizo de la vista gorda, sí, mejor te cuento si las quesadillas estaban buenas. Las JLCA son una farsa. Los Demonios del Edén estaba en Sanborns, si alguien no sabotea su venta, es posible que todavía lo encuentres.
Un abrazo.
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