domingo, marzo 26, 2006

LA SORDA

En reunión de cabildo los regidores aplaudieron al presidente municipal. Reconocían con ello la restauración del monumento a Juárez en su bicentenario y la posterior ceremonia y celebración. Al fin, los excrementos de paloma sobre la efigie del prócer acumulados por años, habían dejado de corroer su cabeza de bronce y el mármol de Carrara, y la ciudad sería el sitio digno para honrar la memoria de Benito Juárez. Los bajorrelieves dorados del monumento y la plaza circundante lucen ahora radiantes y en la noche las luces de colores proyectadas sobre la figura del benemérito con el brazo en alto, la iluminan haciendo más imponente su figura. Luego de las felicitaciones por la culminación del proyecto de varios millones de pesos, un funcionario se jacta del nuevo sistema de ultrasonido instalado para ahuyentar a las palomas y evitar el deterioro de la estatua.

- Este sistema va a mantener a las palomas alejadas. Después de posarse algunos momentos el ultrasonido
las ahuyentará y no tendremos que limpiar la estatua con frecuencia.


Varios días después, un diario local publica la fotografía de una paloma posada sobre la mano de Benito Juárez y la nota al pie -con intención socarrona - dice que la paloma permanece posada por horas sin que le afecte el ultrasonido. En la siguiente reunión de regidores
, el funcionario encargado del sistema es cuestionado por los demás.

- El sistema espantapájaros no está funcionando y apenas hace unos pocos días que lo instalamos. Quedamos en ridículo ante la ciudadanía, ¿qué vamos a hacer señor regidor?

- Claro que funciona. Las palomas sólo se posan unos minutos, pero luego se retiran.

- Pero es que no puede ser. La gente dice que hay una paloma que se queda todo el día tan campante tomando el sol desde la estatua. ¡Eso significa que el sistema no es eficaz!

- Tengo una explicación para eso. La fotografía publicada muestra que es una paloma negra la que está en la estatua y esta mañana fui a comprobar que efectivamente, una paloma negra estaba allí. Eso demuestra que es la misma paloma la que está posándose en la estatua todos los días. Y eso solamente quiere decir una cosa: la paloma está sorda.

- Pero señor regidor, ¡por favor!, ¿nos quiere tomar el pelo?

- ¡Claro que no! El sistema fue probado y se utiliza en Estados Unidos también. Cada 15 segundos las palomas que llegan huyen espantadas, pero si esa no se va es simplemente porque ¡es sorda!

Los demás regidores a regañadientes y con escepticismo determinaron observar el funcionamiento del sistema espanta-aves por un mes y se dio paso al siguiente punto en la agenda.

Por curiosidad me acerqué a ver el resultado de la restauración del monumento inaugurado hacía unos pocos días. La verdad es que ya le hacía falta una manita de gato. Miré hacia arriba para observar la estatua de Juárez y vi a varias palomas sordas descansando sobre ella.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Las otras palomas se contagiaron la sordera.
Muy buena esta historia.
Abrazos

Julio Suárez Anturi dijo...

Excelente historia. Muy graciosa y un buen retrato de las tonteras de los gobernantes (que las dicen como si fueran lo más sabio, y debieran quedar para la historia). Abrazo.

Anónimo dijo...

Cachi, me provocaste una carcajada con tu relato; me imaginé la cara que pudo poner el funcionario que ideó el sistema "espanta palomas" al leer tu texto; todo lo contrario a la mia.
gracias

Maquila Donna dijo...

Gracias, Carlo, Don Melón, Julio y Píter por sus comentarios.

Abrazos.