Me gustaría celebrar un Día de la Independencia cuando en México exista un plan. Un plan que no importa que no sea perfecto, pero que esté preparado por hombres que deseen vehementemente que la independencia que se consumó un 27 de Septiembre de 1821 podamos ejercerla con libertad todos los mexicanos. A 199 años de que Miguel Hidalgo y Costilla se alzara con un puñado de indígenas y campesinos mal armados con la memorable consigna "Viva la Virgen de Guadalupe, muerte al mal gobierno, abajo los gachupines", no hemos demostrado que las decisiones que tomamos desde entonces nos permitan gobernarnos en democracia y protegiendo los derechos humanos. Los próceres que iniciaron el movimiento independentista deseaban desarrollo y prosperidad para el país y una vida digna para sus habitantes; que los mexicanos tomaran las riendas de su propio destino. Pero hemos actuado casi todos estos años como los adolescentes no sometidos ya a la autoridad de sus padres y que marchan de la casa paterna, derrochando la anhelada independencia en francachelas y resacas. ¡Cuánto toma llegar a la madrez!
La libertad, la independencia, están allí y nadie sabe cómo aprovecharlas, o a nadie importa. En 1810, los mexicanos de entonces se ampararon en su fe para abalanzarse a la lucha; hoy la usan para escudarse en su cobardía para modificar el rumbo y la “muerte al mal gobierno” sigue siendo un deseo agazapado entre una masa de cien millones de personas. El control ya no lo tiene el reino de España, como entonces, pero dependemos en materia económica de los Estados Unidos y muchos de nuestros problemas están inexorablemente ligados a las pautas del vecino gigante.
México necesita un plan. Hombres valientes que amen a su patria y la libren como aquellos conspiradores que estuvieron dispuestos a dar su vida por un México mejor.
La libertad, la independencia, están allí y nadie sabe cómo aprovecharlas, o a nadie importa. En 1810, los mexicanos de entonces se ampararon en su fe para abalanzarse a la lucha; hoy la usan para escudarse en su cobardía para modificar el rumbo y la “muerte al mal gobierno” sigue siendo un deseo agazapado entre una masa de cien millones de personas. El control ya no lo tiene el reino de España, como entonces, pero dependemos en materia económica de los Estados Unidos y muchos de nuestros problemas están inexorablemente ligados a las pautas del vecino gigante.
México necesita un plan. Hombres valientes que amen a su patria y la libren como aquellos conspiradores que estuvieron dispuestos a dar su vida por un México mejor.
3 comentarios:
No podemos aislarnos del mundo como Cuba o Corea del Norte sumergiéndonos en el socialismo, el gobierno podría generar desarrollo promoviendo a la micro empresa y el turismo (aunque hayan desaparecido SECTUR) ...
El proceso de independencia y la división política del país obedecen mucho al modelo norteamericano, que no necesariamente se adaptaba a las necesidades y aspiraciones del incipiente pueblo mexicano, a decir de muchos historiadores. También es demasiado sintomático que los movimientos de independencia y el fervor "nacionalista" se diera de una manera tan simultánea en el resto de América Latina (mote de orígen anglosajón, casi me atrevería a afirmar).
Gracias por tu hospitalidad! Grandes besos y abrazos!
interesante articulo ahora mi pregunta es ¿de verdad somos independientes? pues no seria caso esta un dependencia solo poara darle el poder a los españoles nacidos en Mexico
http://www.pinedaart.blogspot.com
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