lunes, mayo 16, 2005

VOLVER A VERACRUZ




Más contento que nunca Antonio fue a su último día de trabajo. Sus ojos oscuros brillaban más que nunca enmarcados en su cara morena y parecía que la sonrisa la hubiera prendido al rostro con alfileres invisibles. Y quién pudiera negar su felicidad pues pocos días antes había concluido unos cursos cortos de mecánica automotriz y le habían dado a cambio un papel que lo avalaba y con eso - se pensaba él- podría volver a su tierra, más al sur, más cerca de las olas del mar y de lo verde del horizonte. El verde ese que casi se le andaba olvidando cuando por hambre se vino al desierto y se empleó en una fábrica, escondido del sol y del viento que le hacían estar vivo, trabajando de día turnos extras hasta el agotamiento, solo en sus noches en cuartuchos miserables, sin una palabra de aliento de los suyos. Por eso en cuanto terminó los cursos y consiguió el papel donde veía sus esperanzas, compró un boleto de ida a Veracruz. Lo contentos que se pondrían todos de verlo llegar y las ganas que tenía él de abrazarlos.

Cuando faltaba poco para terminar el turno Antonio fue a despedirse de todos, hasta del que tenía el puesto más alto para agradecer la oportunidad. A todos les confiaba que ahora sí que cambiaría su vida con ese papel y sin estar lejos de los suyos, no era eso maravilloso?

Yo lo miré cuando al fin se alejó con esa sonrisa ingenua y de larga duración que sólo la fe de los crédulos puede lograr. Allá iban Antonio y su felicidad a coger un autobús a Veracruz para ver a su madre y sus hermanos y para emplearse reparando coches, para llenarse de azul de mar, de verde violento, para saborear el viento salado.
 Posted by Hello

2 comentarios:

Raquel dijo...

Veracruz es uno de mis lugares favoritos. Si en la vida se sufre, mejor sufrir ahi.

Raquel dijo...

Elpidia, que paso contigo?