domingo, diciembre 28, 2008

2009 y la Maquila

Vivimos el esplendor de la industria maquiladora, un sub-producto de la globalización, poco más de un par de décadas como si hubiéramos estado bajo los efectos de una buena dosis de drogas psicoquímicas — como las que la imaginería de Stainslaw Lem desplegó en el Congreso de Futurología, la obra de ciencia ficción que publicó en 1971 — sin saber que nos permitió aparentar vivir todo ese tiempo bajo un estado de bienestar general ocasionado por el éxito de las empresas de firmas afincadas en el extranjero. Casi de la misma forma que la sociedad controlada por psicotrópicos como el “hedonidol”, el “felicitol” y la “benefactorina” falsificaban el mundo de Ijon Tichy, el protagonista de la novela de Lem. En esa divertida e irónica historia, cuando Tichy ingiere los anti-psiquímicos ilegales en su afán por desvelar lo real de lo ilusorio, descubre horrorizado la realidad que lo rodea, antes deformada por el camuflaje y el engaño.

Los trabajadores de la maquiladora y la sociedad que hasta ahora vivimos de ella no hemos tenido que tomar ninguna droga para descubrir la fragilidad de los cimientos de la bienaventuranza económica de esta industria. El 30% de las maquiladoras en Ciudad Juárez manufacturan partes automotrices para las gigantes firmas ahora en franca quiebra en todo el mundo, y junto con éstas, las demás están condenadas a sufrir los estragos de una recesión que no acabamos de comprender, pero que ya cobró unos 40,000 empleos en esta ciudad y tiene en suspenso miles de trabajadores que han firmado convenios por jornadas laborales – y salarios — reducidos. El futuro es incierto para los cientos de otras empresas no-automotrices que conjeturan o sufren ya importantes reducciones en la producción debido a la cautela de los consumidores. Las maquiladoras reaccionan como los tentáculos de un gigantesco pulpo cuya fuerza vital languidece a miles de kilómetros, quedarán inertes antes que la cabeza. Y nadie tiene aquí, tal vez ni allá, la solución para reanimarlo. Con estos augurios el 2009 pinta muy mal para la industria maquiladora de todo el país. Las noticias dicen que la crisis que estamos sufriendo es la peor desde la Segunda Guerra Mundial. Si esto es verdad, la realidad eclipsada que nos hizo creer la globalización, se difuminará como al despertar de una alucinación.


“Váyase al parque de Atracciones, me soltó el profesor al levantarse de su silla. Si desea alguna realidad desagradable, no tiene más que subirse en el tiovivo más grande y cuando alcance toda la velocidad, con unas tijeras hace un agujero en la pantalla de la cabina. Esa pantalla es necesaria precisamente porque durante la rotación de las fantasmagorías con las que el maskón eclipsa la realidad se confunden, como si la fuerza centrífuga apartara las ojeras… Entonces verá lo que asoma fuera de las hermosas ilusiones…”


Stanislaw Lem, Congreso de Futurología, Alianza Editorial, Madrid, 1988



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