Desde tiempos inmemoriales el hombre ha usado la guerra como instrumento político para dirimir sus diferencias evidenciando con ello su falta de inteligencia para llegar a acuerdos por medios pacíficos. Claro que en ciertos casos la guerra ha sido la única salida de algunos pueblos para terminar con tiranías graves e injustas. Pero las guerras que fundan sus raíces en diferencias religiosas, intereses económicos y políticos, y el expansionismo, no tienen justificación alguna. La guerra es una matanza míresele por donde se le mire. Y matarse unos a otros es por demás estúpido.
Con el tiempo, los métodos y las armas de la guerra se han tornado sofisticados, mejorados siempre para infligir el mayor daño al enemigo y causar el mayor número de bajas en el menor tiempo. Qué tiempos aquellos en que las batallas se libraban a campo abierto y las tropas opuestas medían sus fuerzas luchando cuerpo a cuerpo, usando sus propias espadas, lanzas y puñales. Seguía siendo una matanza, pero una matanza entre soldados entrenados cuya supervivencia dependía de su oficio. Cierto es que también arrasaban con pueblos, incendiaban sus viviendas y violaban a sus mujeres. Pero si la guerra es el horror, en nuestros días está alcanzando límites monstruosos. Los medios se encargan bien de mostrarnos la línea de fuego a vivo y en colores. Y no precisamente para que los niños se hagan cargo y la eviten en el futuro. Es por dinero.
Algunos creyeron que después de Hiroshima los hombres se odiarían por usar la inteligencia para exterminar la raza humana y allí mismo detendrían la locura. Se equivocaron. Las armas se perfeccionan. Siguen lanzando bombas de racimo y de fósforo blanco que arrojan sobre niños y mujeres y hombres que odian la guerra. Los gobiernos se empeñan en pertrecharse con una buena dotación de armas nucleares… por si acaso. Y los medios nos torturan mostrando los cuerpecitos mutilados, sangrantes, forzándonos a participar de las masacres en la que no tuvimos parte. Para que los huérfanos, viudas, mutilados, niños violados, hombres humillados, sin esperanza ni hogar deambulen en nuestras pesadillas igual que lo hacen en sus países bombardeados.
Detrás se escucha el rumor de los políticos prometiendo la paz en sesudos discursos. Tocando el piano en memoria de las víctimas. Discurriendo condiciones para el cese del fuego. Mientras las bombas siguen cayendo.
La maravillosa pintura de arriba se titula El Triunfo de la Muerte de Pieter Brueghel "El Viejo" (hacia 1530-1569)
Más sobre la guerra aquí.
2 comentarios:
Lo peor de todo es que son esos mismos políticos los que tienen la iniciativa de una guerra, cualquiera que sea, mientras cómodamente juegan golf y se reparten los dividendos que a ellos solamente les toca de lo que ultimadamente es sólo un negocio. No sé si el ser humano es agresivo por naturaleza, o no sé si las condiciones lo hacen de esa forma, pero es una condición odiosa que todos debemos aprender a dominar.
Un abrazote. Que bueno que Ricardo y tu están de regreso por acá. Vamos a echarnos un buen burrito!!!
Dicen los que saben que la guerra es la política por otros medios. El problema es que hoy no vivimos guerra entre ejércitos, sino con la población civil de sanduiche. Obviamente, condenable. Abrazo.
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