jueves, febrero 24, 2005
UNA COPA DE VINO
Las bondades del vino tinto van más allá de sus probadas cualidades medicinales: mantener al corazón en buena forma – la más popular de ellas –; pero la que más me gusta es la facultad inmemorial que posee de relajar los sentidos de la manera más noble posible; inducir suavemente a la conversación mesurada y facilitar el desahogo gradual de las experiencias buenas y las malas después de un arduo día de trabajo. Una copa de vino de color hermoso al llegar a casa, y un interlocutor afín, masajean el espíritu y ablandan las asperezas del alma. Su labor de terapeuta ha de hacer que vayas a la cama renovado y en paz con la vida y el destino.
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