Estar en la Semana Negra no es solamente maravillarse con los rayos de la luz solar disputándose los espacios y proyectándose multicolor como a través de un prisma por las calles de Gijón; ni deleitar la mirada con los colores de las flores que surgen de los más escondidos jardincillos; ni siquiera refrescarse con esa brisa fresca que sopla como bendición del Cantábrico mientras se pasea por el malecón a lo largo de la playa San Lorenzo. Estar en la Semana Negra es confirmar que todavía existen en todas partes de la tierra hombres que lanzan mensajes en botellas al forjar sueños e historias con su arte. Mensajes que han de llegar a muchos para trocar el color de sus pensamientos. Los hombres detrás de la organización de este evento lidereados por el escritor mexicano Paco Ignacio Taibo II, son un puñado de apasionados que creen que el mundo puede ser mejor contado en las historias de autores que a pesar del bombardeo de los medios, del consumismo, la moda, del exceso de información que inhibe la claridad de los sentidos, de las guerras... sobreviven y apuestan por salvar la literatura, la narrativa gráfica, la poesía y eso que llaman “la recuperación de la memoria”. La Semana Negra de Gijón, que ya se viene celebrando desde hace 19 años, es un gigantesco caleidoscopio cultural internacional que incluye pero no se limita a libros, autores, cómic, cine, música, poesía, fotoperiodismo, atracciones de feria, entrevistas, subastas de libros, ofertas, gastronomía y mucho más. Desde el 7 hasta el 16 de julio Ricardo y yo gozamos como enanos asistiendo a presentaciones de libros, tertulias y mesas redondas donde entonaciones distintas y reverberaciones de talentos nos hicieron pensar...y recordar. Escuchar los motivos de los autores fue asistir al recuento de su actividad creadora que culminó en partos-libros y con ello adquirir luego renovados ánimos para continuar nuestra búsqueda en eso que llaman literatura. ¿No es ésta acaso la razón detrás de quienes leemos? Después, ebrios de entusiasmo, nos lanzamos a las ofertas de libros y llenamos nuestras alforjas más allá de límites aconsejables para mantener la salud del espinazo. Aun más, hicimos cola varias veces para obtener las firmas de esos nuestros admirados autores. Al final, nos fuimos con aliento a sidra asturiana, lamentándonos de que no haya otras semanas blancas, o verdes, o rojas o amarillas para terminar con aliento a tequila, a whiskey, a ron o a sake.
Vayamos todos otra vez en 2007 a este encuentro genial el próximo verano. En Gijón. En España. Cerca está Oviedo, monumental y espectacular. Y aproximémonos al mundo de esos locos que creen que estos encuentros sirven para acercarnos todos. Como vaticinó Eugenio Montejo en este poema:
La Tierra Giró Para Acercarnos
La tierra giró para acercarnos,
giró sobre sí misma y en nosotros,
hasta juntarnos por fin en este sueño,
como fue escrito en el Simposio.
Pasaron noches, nieves y solsticios;
Pasó el tiempo en minutos y milenios.
Una carreta que iba para Nínive
llegó a Nebraska.
Un gallo cantó lejos del mundo,
en la previda a menos mil de nuestros padres.
La tierra giró musicalmente
Llevándonos a bordo;
No cesó de girar un solo instante,
Como si tanto amor, tanto milagro
sólo fuera el adagio hace mucho ya escrito
entre las partituras del Simposio.
Eugenio Montejo (Caracas, Venezuela 1938)
Enlaces de interés:
http://www.semananegra.org/
http://www.semananegra.org/noticias/noticias.asp
Vayamos todos otra vez en 2007 a este encuentro genial el próximo verano. En Gijón. En España. Cerca está Oviedo, monumental y espectacular. Y aproximémonos al mundo de esos locos que creen que estos encuentros sirven para acercarnos todos. Como vaticinó Eugenio Montejo en este poema:
La Tierra Giró Para Acercarnos
La tierra giró para acercarnos,
giró sobre sí misma y en nosotros,
hasta juntarnos por fin en este sueño,
como fue escrito en el Simposio.
Pasaron noches, nieves y solsticios;
Pasó el tiempo en minutos y milenios.
Una carreta que iba para Nínive
llegó a Nebraska.
Un gallo cantó lejos del mundo,
en la previda a menos mil de nuestros padres.
La tierra giró musicalmente
Llevándonos a bordo;
No cesó de girar un solo instante,
Como si tanto amor, tanto milagro
sólo fuera el adagio hace mucho ya escrito
entre las partituras del Simposio.
Eugenio Montejo (Caracas, Venezuela 1938)
Enlaces de interés:
http://www.semananegra.org/
http://www.semananegra.org/noticias/noticias.asp
7 comentarios:
Lo mejor de la Semana Negra de Gijón es que respiraste la posibilidad de un sueño y de un mundo de otra manera, y, claro, que volviste con renovados bríos. Abrazo.
Una semana amarilla con sabor a sake estaría muy bien :)
Y qué poema. Es indudable tu buen gusto, tu buen oído para la buena poesía.
Nice information.I did not know about la semana negra.Thank you!
Hola: hay una equivocación: donde dice Jorge Zepeda Patterson enlaza con mi blog, lo digo por si lo puedes corregir, porque me llegan mensajes como si yo fuera Jorge.
Gracias
Saludos
Si todas las relaciones de viajes fueran tan coloridas (literalmente) como la tuya, no viviríamos las no sólo semanas sino historias completas completamente negras que vivimos.
Un favor a ti y a Ricardo: No se si puedan actualizar el link hacia mi página. Me siento un poco solo...
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